Autoridades de la Fiscalía General del Estado entregaron el cuerpo de José Anselmo Barrera Torres, fallecido el pasado viernes en la fábrica “Asfalto y Emulsiones Peninsulares” y cuyo caso quedó esclarecido, toda vez que las investigaciones corroboraron que la persona en cuestión optó por privarse de la vida.
De acuerdo con la necropsia de ley, Barrera Torres murió por sofocamiento consecuente con obstrucción de vías respiratorias, luego de arrojarse a un silo de chapopote hirviendo, lugar donde se encontró una carta póstuma donde se despedía de sus padres, sin especificar la causa de tal decisión.
El esclarecimiento del caso se realizó tras las pruebas de grafoscopía del citado documento, las investigaciones en el sitio, las indagatorias correspondientes que incluyeron al velador que convivió con el hoy occiso prácticamente hasta sus últimos momentos y los relatos de sus familiares.
Soltero, con 37 años de edad y de oficio vigilante, José Anselmo Barrera compartió sus últimas horas de vida con otro compañero velador, Lorenzo Rivas Carrillo, quien relató que alrededor de la una de la mañana vio a su compañero con actitud sospechosa, pues se paraba en un poste y empezaba a rezar, por lo que le pidió que se sentara a descansar.
De acuerdo con la declaración, el velador se fue a realizar su ronda de vigilancia y al regresar encontró a Barrera Torres arriba de un contenedor, a una altura de aproximados 25 metros, desde donde le dijo “ahí nos vemos”.
El vigilante relató que no volvió a ver a su compañero, por lo que se dio aviso a las autoridades correspondientes, quienes descubrieron los hechos.
El padre del hoy occiso informó que su hijo vivió 10 años en los Estados Unidos y tras regresar a nuestro país tuvo varios trabajos, pues en ninguno conseguía ganar la cantidad acostumbrada.
En la empresa de seguridad donde actualmente se desempeñaba trabajó un mes, retirándose de dichas labores por no estar a gusto y a las que no obstante regresó para sumar un periodo similar, pues por el momento era el único lugar donde le garantizaban un pago quincenal.
Producto de su afición a las bebidas embriagantes, la madre del occiso amenazó en su momento a su primogénito con internarlo en Cottolengo, pasaje en el que los familiares escucharon por primera vez que “se quitaría la vida”, si procedían de esa manera.
El papá del occiso, quien recogió el cuerpo, informó que el lunes pasado su hijo le relató que “escuchó voces “ donde lo habían asignado de vigilante -unos locales del fraccionamiento Altabrisa-, por lo que le sugirió dejar ese trabajo ya que era cansado o pidiera que lo cambiaran, por lo que supuso que lo asignaron a la empresa donde finalmente falleció.
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