Enmarcada como una obra de realismo mágico que incluye pasajes con monstruos mayas y tópicos como la religión y un cataclismo protagonizado por cuatro hombres llamados como los evangelistas canónicos, este día fue presentada la novela “El abismo de la tranquilidad” del antropólogo y periodista, Rafael Gómez Chi.
El Oficial Mayor, Jorge Carlos Berlín Montero encabezó la ceremonia de presentación del libro de 104 páginas, en donde se ponen a discusión diversos temas incluido el fin del mundo.
En el evento realizado en la Casa de España de esta capital, el libro contó con los comentarios de Roldán Peniche Barrera y Faulo Sánchez Novelo, quienes resaltaron la segunda obra del periodista yucateco, quien anteriormente sacó a la luz “El delirio de un alebrije”.
“Imaginar también es retar a los poderes establecidos y eso es lo que se intenta con esta nueva novela en la que se cuestionan diversos temas ya muy llevados y traídos”, afirmó el autor.
El abismo de la tranquilidad, dijo, es un texto breve porque de lo que se trata es que la gente lo lea.
”De nada serviría hacer un mamotreto que se quedará arrumbado en algún rincón, sobre todo que hay a quienes les es muy difícil entrarle a la lectura y por eso hago cosas breves, fáciles, que inviten a entrar a otros textos”, destacó.
La historia, relató, se desarrolla en el Mayab, en las grutas localizadas al sur del Estado de Yucatán, suficientes para abordar temas incluso ya descritos en el Popol Vuh.
Un punto a destacar, indicó, es que los diálogos de los monstruos mayas están escritos en lengua maya, “como debe ser el habla de estos seres”.
La nueva historia, expresó Gómez Chi, le llevó más o menos un año en su redacción y su definición, con ayuda de destacados maestros de la literatura como revisores.
En el evento, Roldán Peniche y Faulo Sánchez coincidieron en que la nueva obra obliga a replantear la ciencia ficción; no obstante, no se puede encasillar a esta novela, que presenta un relato al estilo de Julio Verne.
El abismo de la tranquilidad, editada por el Ayuntamiento de Mérida, afirmaron, es una fusión del hoy con el ayer y el futuro que nos deja un sentimiento de perpetuidad.
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