sábado, 19 de enero de 2013

LA LEY OSTRACIDA.


Por Edilberto Quezada Domínguez

Amigo lector a continuación, gracias al espacio que  presta a la comunidad El Semanario OPCION “El periodismo independiente que hace historia”  tenemos la oportunidad de hacerlo destinatario de este pequeño aporte cultural, desde luego rematado al final con un comentario personal, esperando que sea de su agrado (a algunos, estoy consciente, para nada les agradara)
     “El  término “ostracismo” proviene del griego ostrakismos que prácticamente significa destierro. En la antigua Grecia, en la democracia Ateniense  se practicaba un ejercicio político denominado “La Ley  ostracida”.
     Esta consistía en una reunión anual de la asamblea en la cual se votaba de modo abierto en que si debía proceder a un ostracismo (destierro), no había un debate y los nombres de los candidatos no se revelaban, si el resultado era positivo volvían a tener una votación pública dos meses después donde cada ciudadano que deseaba votar, inscribía sobre un fragmento de cerámica o eventualmente en una concha de ostra (de ahí la palabra ostracon,) el nombre del sujeto cuyo destierro le parecía necesario para el bien público. No había a continuación un debate. Siempre que había una mayoría absoluta de votos, la persona cuyo nombre aparecía debía abandonar la ciudad en el plazo máximo de diez días y permanecer exiliada durante diez años.
     El exilio no era nunca permanente y, además, la persona exiliada no perdía jamás sus derechos como ciudadano e incluso podía ser perdonado por una nueva votación de la asamblea. Era un mecanismo de autodefensa popular, contra la tiranía. “
     Estimado lector, podemos decir que esa ley griega fue creada con una fuerte connotación anticorrupción, de lo más destacable es que ni siquiera tenía que existir una denuncia para aplicarla, sino que la asamblea simplemente se juntaba anualmente y si la situación de la comunidad no era la idónea se promovía un destierro y se aplicaban a aquel funcionario público que pensarán que lo mereciera ya sea por abuso, beneficio, omisión o negligencia, en su cargo.
     Este tipo de leyes fue lo que hicieron de la antigua Grecia la madre de la cultura occidental, sin embargo debido a la naturaleza humana no hubo manera de evitar que se usara  como un mecanismo para deshacerse de enemigos políticos, sin embargo imagínese usted como ciudadano, que esta ley, en su más pura esencia, se aplicara actualmente en nuestro sistema político en los tres niveles de gobierno, ahhh… imposible, no habría lugar donde albergar a tantos corruptos.
     Pero aquí en nuestro México, como no se puede hacer eso, no los expulsamos ni siquiera de sus funciones públicas, sino todo lo contrario se les premia, se les dan nuevas direcciones, posiciones a sus familiares, los ascienden a otros niveles de gobierno, etc. etc. No importa que se les haya acusado de malos manejos, de adquisiciones de propiedades y terrenos, protección a la delincuencia, de fraudes en sus anteriores departamentos, nada importa, de hecho no estamos en la antigua Grecia, estamos en el México moderno, donde como diría mi difunta abuela: estamos en un establo en donde los bueyes no se dan cornadas

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