Una mujer de la comisaría de Xcunyá, del municipio de Mérida, que vivía con su suegra hasta que de forma imprevista la “corrieron”, tiene desde hoy vivienda propia y segura para ella y sus cuatro hijos menores de edad.
Por lo tanto, Telma Guadalupe Couoh May, de 27 años de edad, tuvo que “refugiarse” entonces en casa de su mamá, Fidelia May Chalé, para poder llevar una vida más tranquila y alimentar a sus hijos Daniel, Jean Carlos, Emir y Mailyn, de 7, 6, 4 y 3 años, respectivamente.
El director General del IVEY, Lic. Humberto Gómez Mendoza, quien entregó las llaves de la vivienda, comentó que el caso de Telma Guadalupe es un ejemplo de lucha y determinación para sacar adelante a su familia.
La beneficiada recibió muy emocionada su nuevo hogar y narró que ella es pobre, que su marido apenas gana lo elemental en una granja, y que tras vivir la experiencia amarga de la expulsión en casa de su suegra, se refugió con su madre, quien luego de un tiempo le cedió una parte del terreno de su predio.
Es así, dijo, que mi mamá al regalarme un pedazo de su terreno tuvimos espacio para que el IVEY nos construya una casa propia; mi mamá, además, es viuda y se dedica a la venta de frutas y hortalizas que siembra.
Gómez Mendoza subrayó que el Instituto le dio puntual seguimiento al expediente de esta familia y que procedió a construir la casa, una vez que el terreno estuvo a nombre de Telma Guadalupe.
Por lo tanto, Telma Guadalupe Couoh May, de 27 años de edad, tuvo que “refugiarse” entonces en casa de su mamá, Fidelia May Chalé, para poder llevar una vida más tranquila y alimentar a sus hijos Daniel, Jean Carlos, Emir y Mailyn, de 7, 6, 4 y 3 años, respectivamente.
El director General del IVEY, Lic. Humberto Gómez Mendoza, quien entregó las llaves de la vivienda, comentó que el caso de Telma Guadalupe es un ejemplo de lucha y determinación para sacar adelante a su familia.
La beneficiada recibió muy emocionada su nuevo hogar y narró que ella es pobre, que su marido apenas gana lo elemental en una granja, y que tras vivir la experiencia amarga de la expulsión en casa de su suegra, se refugió con su madre, quien luego de un tiempo le cedió una parte del terreno de su predio.
Es así, dijo, que mi mamá al regalarme un pedazo de su terreno tuvimos espacio para que el IVEY nos construya una casa propia; mi mamá, además, es viuda y se dedica a la venta de frutas y hortalizas que siembra.
Gómez Mendoza subrayó que el Instituto le dio puntual seguimiento al expediente de esta familia y que procedió a construir la casa, una vez que el terreno estuvo a nombre de Telma Guadalupe.
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