sábado, 31 de diciembre de 2011

Mensaje de año nuevo 2012 del Padre Lorenzo Mex Jimenez



Hace poco más de una década, el hoy Beato Juan Pablo II, en el amanecer de un nuevo milenio, nos invitaba a “recordar con gratitud el pasado, a vivir con emoción el presente y a abrirnos con confianza al futuro” (NMI 1,1). Y hoy, cuando el 2011, año particularmente marcado por la violencia, es ya historia, tenemos la dicha de estrenar un nuevo año en torno al cual se entretejen comentarios y predicciones que han sido y serán tema inevitable de conversaciones, escritos, conferencias y toda clase de chismes. Cada quien presumirá tener suficientes conocimientos del tema. Lo peor y más triste del caso es que de tanto que se habla de este tema, hay quienes lo creen y lo divulgan a los 4 vientos, como si fueran expertos conocedores. Valdría la pena recordarles lo que dice san Pablo: “oímos que hay entre ustedes algunos que viven sin hacer nada y están muy ocupados en meterse en todo. Les rogamos, por Cristo Jesús, que se pongan a trabajar” (2 Tes. 3,11-12). En realidad hay mucho qué hacer. No hay tiempo que perder. El tiempo pasa y no regresa. Las palabras de San Pablo en su carta a los efesios 5,15 son más que oportunas y elocuentes: “sepan aprovechar el momento presente. No sean insensatos, sino traten de comprender cuál es la voluntad de Dios”.

1. Recordemos con gratitud el pasado. Es una manera de ser justos y honestos. No podemos ser tan radicales y extremistas hasta el extremo de comentar que el 2011 fue un año para olvidar. Que todo ha sido un desastre, que en vez de avanzar retrocedimos, que nunca antes habíamos estado tan mal, etc. Ciertamente las cosas no andan como para echar las campanas a vuelo. Hay sufrimiento. No podemos cerrar los ojos a esta dolorosa realidad. Hay sufrimiento y pobreza ocasionada por el embate de fenómenos naturales (sequías, inundaciones); los crímenes relacionados con la delincuencia organizada han teñido de rojo el año que terminamos. Hay inseguridad y temor.

Recordemos con gratitud el pasado: los aciertos de nuestros gobernantes en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado, la excelente temporada de captura de pulpo, el vernos libres de ciclones y de la marea roja, la destacada participación de nuestros deportistas en los pasados juegos panamericanos, los adelantos tecnológicos que hoy están a nuestro alcance, la noticia de la visita del Papa a nuestro país en marzo próximo, etc.
2. Vivamos con emoción y responsabilidad el presente. Somos privilegiados. La bendición de un nuevo año no es cualquier cosa. Es para emocionar y entusiasmar a cualquiera. Es una oportunidad para arrodillarse y darle gracias a Dios. La alegría y emoción de estrenar, es algo muy especial. Y tratándose de un nuevo año, lo debe ser más. Vamos a iniciarlo con firmeza y decisión, con coraje y optimismo, con ilusión y esperanza, con alegría y sencillez, con seguridad, con fe y abandono en que la Providencia Divina nunca nos abandona.

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