Personas invidentes visitaron el Congreso del Estado para solicitar apoyo de sus diputados y expresar su inquietud por el alza al pasaje urbano, ya que los empresarios y choferes del transporte público no respetan sus derechos y los maltratan.
“Ni siquiera nos quieren dar parada, aunque paguemos el pasaje”, pese a que no cobrar a los discapacitados fue una de las condiciones cuando autorizaron el último incremento –recordaron-, pero nunca cumplieron.
César Sierra Barroso, Josefina Pech Alamilla y Ernesto Pech Morales visitaron al legislador Francisco Torres Rivas, a quien le dijeron que el transporte público no cumple con dar un buen servicio.
“Cuando autorizaron la última vez un alza juraron que mejorarían y no lo cumplieron. Esta vez, si quieren subir sus tarifas, que comiencen por tratar bien a los pasajeros”, pidieron.
“Yo vivo en Ciudad Caucel –apuntó Sierra Barroso-; los camiones pasan y pasan pero nos ignoran por el simple hecho de verte con bastón”.
Pech Alamilla dijo que “saben que los escuchamos desde lejos, por eso algunos doblan cuadras antes y cambian su ruta con tal de no subirnos”
“Si quieren subir sus tarifas, que empiecen por mejorar el trato y cumplir los acuerdos que hicieron con las autoridades”, señaló Pech Morales.
Dijeron que no se puede culpar por completo de esto a los choferes, sino a los patrones, pues hemos escuchado cómo les dicen que “si subes a invidentes, tú pagas el boleto”.
En 2009, al entrar en vigor la tarifa de 6 pesos para adultos, se dijo que los discapacitados no pagarían al abordar los autobuses y combis si tramitaban su credencial.
“De qué sirve tener credencial si eso nunca se respetó”, se quejaron.
Por eso algunos optan por empezar a pagar. “Por unos tenemos que pagar todos, porque algunos choferes se portan muy groseros”, dijo Josefina Pech.
“Entonces, ¿cómo queremos que nos respete la sociedad si juntos no nos damos a respetar?”, reflexionó por su parte César Sierra.
Los invidentes estuvieron acompañados por Gaby Palma Castro, del Centro de Recursos e Información para la Integración Educativa (CRIE), que se encuentra en el rumbo de Chenkú-Pensiones de la ciudad de Mérida.
“Un día disfrázate de ciego, Panchito, aunque estés viendo, para que seas testigo y sientas lo que ellos viven día a día”, comentó Palma Castro.
Josefina y César, ambos invidentes, están casados desde hace un año. Viven en el fraccionamiento Brisas. Ella es recién graduada en Derecho y él es músico.
“Necesitamos un trabajo estable, si no tenemos oportunidad en el ámbito laboral”.
Solicitaron el apoyo de Torres Rivas para conseguir un equipo de audio y amenizar fiestas y eventos, y de esa forma tener modo de ganar dinero y poderse sostener.
Ernesto toca percusiones y César, teclados. “No pedimos un equipo grande ni costoso, aunque sea uno básico”.
“Nosotros no queremos que nos regalen todo, queremos trabajar”. Desafortunadamente hay invidentes que trabajamos y otros que usan su discapacidad para obtener beneficios, admitieron.
El diputado del PRI ofreció gestionar un equipo de sonido para los jóvenes emprendedores y apoyarlos en lo que esté a su alcance.
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