Por Lic. Freddy Castillo Juárez.
En vísperas de celebrar el 136º Aniversario del Natalicio del Muy Querido Hermano Felipe Santiago Carrillo Puerto, que quisiera junto con ustedes, queridos lectores, rendir un modesto pero justo homenaje a la memoria del Líder Revolucionario, periodista, luchador social, Político, Gobernador Socialista de Yucatán, me refiero por supuesto al “Apóstol de la Raza”, El Camarada Felipe Carrillo Puerto, quién nació en Motul, Yucatán, el 8 de noviembre de 1874 y cobardemente asesinado el 3 de enero de 1924.
Sus padres fueron Justiniano Carrillo Pasos y Adela Puerto.
Protector de los indios mayas y luchador por los ideales de justicia. A los 18 años de edad se opuso a las arbitrariedades de los hacendados del pueblo de Ucí, fue encarcelado.
Más tarde se estableció en Motul y fundó el periódico El Heraldo de Motul, por sus ideales a favor de los desprotegidos, las autoridades y la Casta Divina, dueña de la riqueza henequenera de Yucatán, lo premiaron con la cárcel y con la clausura de su diario.
Fue siempre un opositor de Porfirio Díaz y de la oligarquía local. Aunque simpatizó con el maderismo, su primera participación armada en la Revolución fue hasta 1913, cuando se incorporó a las filas de Emiliano Zapata.
Se exilió en los Estados Unidos, al triunfo de los Constitucionalistas regresó a Yucatán para colaborar con Salvador Alvarado en la realización de grandes reformas sociales en el estado: fundaron la Unión Obrera de Ferrocarriles y lucharon por despertar la conciencia popular.
Carrillo Puerto fungió como Diputado local y federal.
Sus ideas socialistas se materializaron cuando fundó el Partido Socialista del Sureste, que celebró su primer congreso en 1917; ahí encontraron resonancia los ideales de Zapata.
Propugnó por los mayores adelantos sociales de la época, como la jornada máxima de trabajo de ocho horas, el mejoramiento de las condiciones de los trabajadores, la igualdad de derechos de la mujer; asimismo, luchó a favor de la instauración de las prácticas democráticas y contra el analfabetismo y los fanatismos religiosos.
En 1920 apoyó a Álvaro Obregón. En 1922 llegó a la cima de su carrera política al tomar las riendas del gobierno del estado. Implantó grandes reformas políticas y sociales: repartió tierras a los indígenas; fomentó la educación popular y fundó escuelas racionalistas; creó la Academia Mexicana de la Lengua Maya; creó la Universidad Nacional del Sureste; reconoció los derechos políticos de la mujer; organizó las Juntas Calificadoras de Hacienda.
El 8 de diciembre de 1923 se supo en Yucatán que había estallado un movimiento armado contra el régimen presidencial en México. Era el llamado movimiento “delahuertista” que peleaba por llevar a la Presidencia de la República a Adolfo de la Huerta.
Con la intentona de De la Huerta se estableció una especie de gobierno provisional, en el que participaron con el carácter de “comisionados” los señores el Lic. Rafael Zubarán, el Lic. Manuel Álvarez del Castillo, Lic. Manuel Palacios Macedo, Antonio Manero y Jorge Prieto Laurens.
En los días inmediatos secundaron la insurrección varios Generales en Chihuahua, Michoacán, Jalisco, Oaxaca, Puebla, Tabasco e Hidalgo.
El Gobernador de Yucatán se negó desde luego a secundar el movimiento Delahuertista, declarándose fiel al Presidente Obregón y ratificando el apoyo del Partido Socialista del Sureste a la candidatura del General Calles.
Carrillo Puerto por medio del Gobernador de Tabasco Tomás Garrido Canabal, estableció contacto con el Coronel Rafael Durazo, Jefe de las Armas en Campeche, con el propósito de unificar esfuerzos para combatir la rebelión. Pero el 12 de diciembre de 1923, se tuvieron noticias de que la guarnición de Campeche al mando del Teniente Coronel José María Vallejos, había desconocido la autoridad del Coronel Durazo, uniéndose a los sublevados.
Felipe Carrillo y el Coronel Robinson, Jefe de la Guarnición de Mérida, decidieron que era urgente enviar refuerzos a Durazo y resolvieron que un contingente militar saliera de Mérida rumbo a Campeche.
El Gobernador Carrillo Puerto y un numeroso grupo de sus colaboradores y partidarios, fueron a despedir a la estación central de ferrocarriles al Coronel Robinson con la esperanza de que tal paso ayudaría a mantener el orden constitucional de la península.
Lamentablemente cuando el tren se encontraba entre Chocholá y Maxcanú, aún en suelo yucateco algunos oficiales partidarios de Adolfo de la Huerta se insubordinaron en contra de Robinson, lo hicieron prisionero y ordenaron el retorno inmediato del convoy a Mérida, en medio de “mueras al gobierno y al Gral. Calles”.
Ante el inesperado suceso Carrillo Puerto, después de tener un cambio de impresiones con sus partidarios se dirigió por tren a Motul, en los pueblos intermedios y en la estación del ferrocarril en Motul fue aclamado por más de veinte mil personas. En Motul se encontraban campesinos que provenían de Muxupip, Kiní, Ucí, Copté, Baca, Suma, y comunidades aledañas, dispuestos a seguirlo para luchar en contra de los rebeldes; entonces tuvo noticias de que ya se encontraba en camino hacia Motul un tren con tropas insurrectas con la misión de aprehenderlo.
La dirección seguida por Felipe Carrillo fue el Cuyo en donde el encargado del mismo, señor Eligio Rosado, sabedor de que Carrillo Puerto había prohibido a su patrón señor Mario Ancona Cirerol, seguir introduciendo en Yucatán, mercancías de manufactura extranjera, les entregó intencionalmente un barco en mal estado y luego mandó un aviso a los soldados que venían en su persecución, indicándoles el lugar donde se encontraban los fugitivos.
Mientras tanto, cuando estos llegaron a alta mar se dieron cuenta de que el barco que les habían rentado hacía agua y para salvar sus vidas optaron por retornar a la costa. Cuando se aproximaban a las inmediaciones de Holbox, Q.Roo, fueron capturados el 17 de diciembre de 1923 por la tropa que mandaba el Capitán José Cortés y el Subteniente Leopoldo Mercado. Todos los esfuerzos en espera de las armas para defender la Revolución habían resultado infructuosos.
El señor Manuel Cirerol, representante confidencial de Felipe Carrillo Puerto en Nueva York no había logrado el encargo de Felipe que consistía en comprar armas en los Estados Unidos y traerlas en barcos hasta la región del Cuyo.
De la región del Cuyo fueron traslados a Tizimín y posteriormente a la Penitenciaría Juárez, en donde fueron alojados en una de las últimas celdas de la galera número dos, sujetos a miles de bajezas, escarnio y martirios, teniendo al frente de su calabozo un retén de soldados groseros, procaces, que día y noche los insultaban y escupían, hasta el último momento en que fueron sacados para ser conducidos al paredón de fusilamiento en el Cementerio General de Mérida el 3 de enero de 1924.
Finalmente, Amigos todos; como dijera el poeta Antonio Mediz Bolio: “Aquí estamos otra vez, Camarada Felipe Carrillo Puerto; aquí estamos al lado de nuestros hijos, con nuestros nietos de la mano, para enseñarles quien fuiste y quien eres todavía para la tierra en que nacieron y para el porvenir de que ellos serán responsables de las tremendas horas que se acercan y que apenas podemos suponer o adivinar...”
Sus padres fueron Justiniano Carrillo Pasos y Adela Puerto.
Protector de los indios mayas y luchador por los ideales de justicia. A los 18 años de edad se opuso a las arbitrariedades de los hacendados del pueblo de Ucí, fue encarcelado.
Más tarde se estableció en Motul y fundó el periódico El Heraldo de Motul, por sus ideales a favor de los desprotegidos, las autoridades y la Casta Divina, dueña de la riqueza henequenera de Yucatán, lo premiaron con la cárcel y con la clausura de su diario.
Fue siempre un opositor de Porfirio Díaz y de la oligarquía local. Aunque simpatizó con el maderismo, su primera participación armada en la Revolución fue hasta 1913, cuando se incorporó a las filas de Emiliano Zapata.
Se exilió en los Estados Unidos, al triunfo de los Constitucionalistas regresó a Yucatán para colaborar con Salvador Alvarado en la realización de grandes reformas sociales en el estado: fundaron la Unión Obrera de Ferrocarriles y lucharon por despertar la conciencia popular.
Carrillo Puerto fungió como Diputado local y federal.
Sus ideas socialistas se materializaron cuando fundó el Partido Socialista del Sureste, que celebró su primer congreso en 1917; ahí encontraron resonancia los ideales de Zapata.
Propugnó por los mayores adelantos sociales de la época, como la jornada máxima de trabajo de ocho horas, el mejoramiento de las condiciones de los trabajadores, la igualdad de derechos de la mujer; asimismo, luchó a favor de la instauración de las prácticas democráticas y contra el analfabetismo y los fanatismos religiosos.
En 1920 apoyó a Álvaro Obregón. En 1922 llegó a la cima de su carrera política al tomar las riendas del gobierno del estado. Implantó grandes reformas políticas y sociales: repartió tierras a los indígenas; fomentó la educación popular y fundó escuelas racionalistas; creó la Academia Mexicana de la Lengua Maya; creó la Universidad Nacional del Sureste; reconoció los derechos políticos de la mujer; organizó las Juntas Calificadoras de Hacienda.
El 8 de diciembre de 1923 se supo en Yucatán que había estallado un movimiento armado contra el régimen presidencial en México. Era el llamado movimiento “delahuertista” que peleaba por llevar a la Presidencia de la República a Adolfo de la Huerta.
Con la intentona de De la Huerta se estableció una especie de gobierno provisional, en el que participaron con el carácter de “comisionados” los señores el Lic. Rafael Zubarán, el Lic. Manuel Álvarez del Castillo, Lic. Manuel Palacios Macedo, Antonio Manero y Jorge Prieto Laurens.
En los días inmediatos secundaron la insurrección varios Generales en Chihuahua, Michoacán, Jalisco, Oaxaca, Puebla, Tabasco e Hidalgo.
El Gobernador de Yucatán se negó desde luego a secundar el movimiento Delahuertista, declarándose fiel al Presidente Obregón y ratificando el apoyo del Partido Socialista del Sureste a la candidatura del General Calles.
Carrillo Puerto por medio del Gobernador de Tabasco Tomás Garrido Canabal, estableció contacto con el Coronel Rafael Durazo, Jefe de las Armas en Campeche, con el propósito de unificar esfuerzos para combatir la rebelión. Pero el 12 de diciembre de 1923, se tuvieron noticias de que la guarnición de Campeche al mando del Teniente Coronel José María Vallejos, había desconocido la autoridad del Coronel Durazo, uniéndose a los sublevados.
Felipe Carrillo y el Coronel Robinson, Jefe de la Guarnición de Mérida, decidieron que era urgente enviar refuerzos a Durazo y resolvieron que un contingente militar saliera de Mérida rumbo a Campeche.
El Gobernador Carrillo Puerto y un numeroso grupo de sus colaboradores y partidarios, fueron a despedir a la estación central de ferrocarriles al Coronel Robinson con la esperanza de que tal paso ayudaría a mantener el orden constitucional de la península.
Lamentablemente cuando el tren se encontraba entre Chocholá y Maxcanú, aún en suelo yucateco algunos oficiales partidarios de Adolfo de la Huerta se insubordinaron en contra de Robinson, lo hicieron prisionero y ordenaron el retorno inmediato del convoy a Mérida, en medio de “mueras al gobierno y al Gral. Calles”.
Ante el inesperado suceso Carrillo Puerto, después de tener un cambio de impresiones con sus partidarios se dirigió por tren a Motul, en los pueblos intermedios y en la estación del ferrocarril en Motul fue aclamado por más de veinte mil personas. En Motul se encontraban campesinos que provenían de Muxupip, Kiní, Ucí, Copté, Baca, Suma, y comunidades aledañas, dispuestos a seguirlo para luchar en contra de los rebeldes; entonces tuvo noticias de que ya se encontraba en camino hacia Motul un tren con tropas insurrectas con la misión de aprehenderlo.
La dirección seguida por Felipe Carrillo fue el Cuyo en donde el encargado del mismo, señor Eligio Rosado, sabedor de que Carrillo Puerto había prohibido a su patrón señor Mario Ancona Cirerol, seguir introduciendo en Yucatán, mercancías de manufactura extranjera, les entregó intencionalmente un barco en mal estado y luego mandó un aviso a los soldados que venían en su persecución, indicándoles el lugar donde se encontraban los fugitivos.
Mientras tanto, cuando estos llegaron a alta mar se dieron cuenta de que el barco que les habían rentado hacía agua y para salvar sus vidas optaron por retornar a la costa. Cuando se aproximaban a las inmediaciones de Holbox, Q.Roo, fueron capturados el 17 de diciembre de 1923 por la tropa que mandaba el Capitán José Cortés y el Subteniente Leopoldo Mercado. Todos los esfuerzos en espera de las armas para defender la Revolución habían resultado infructuosos.
El señor Manuel Cirerol, representante confidencial de Felipe Carrillo Puerto en Nueva York no había logrado el encargo de Felipe que consistía en comprar armas en los Estados Unidos y traerlas en barcos hasta la región del Cuyo.
De la región del Cuyo fueron traslados a Tizimín y posteriormente a la Penitenciaría Juárez, en donde fueron alojados en una de las últimas celdas de la galera número dos, sujetos a miles de bajezas, escarnio y martirios, teniendo al frente de su calabozo un retén de soldados groseros, procaces, que día y noche los insultaban y escupían, hasta el último momento en que fueron sacados para ser conducidos al paredón de fusilamiento en el Cementerio General de Mérida el 3 de enero de 1924.
Finalmente, Amigos todos; como dijera el poeta Antonio Mediz Bolio: “Aquí estamos otra vez, Camarada Felipe Carrillo Puerto; aquí estamos al lado de nuestros hijos, con nuestros nietos de la mano, para enseñarles quien fuiste y quien eres todavía para la tierra en que nacieron y para el porvenir de que ellos serán responsables de las tremendas horas que se acercan y que apenas podemos suponer o adivinar...”
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