Después de larga ausencia en nuestro país, Sir Elton John se presentó a los pies de la Pirámide del Kukulcán, para un concierto bajo un escenario natural, en el que su larga serie de éxitos terminaron por cautivar a los más de ocho mil asistentes, presentes en la zona arqueológica de Chichén Itzá.
Ataviado con sus tradicionales gafas de sol, camisa verde fosforescente y saco de pingüino con pedrería, la estrella inglesa apostó por una rejuvenecida puesta en escena, enriquecida con luces multicolor, que dio paso a dos horas de pop y canciones que le han hecho famoso en sus más de 40 años de carrera.
Acompañado de su inseparable piano, en esta ocasión de color negro y tras saludar a los presentes sonrisa en labios, John dio paso a su recital con los primeros acordes de Funeral For a Friend, cuando las manecillas marcaban alrededor de las 21:30 horas.
Lleno de energía e impulsado por el vuelo de pañuelos blancos de los asistentes a manera de tributo, el cantante encabezó una jovial y encendida presentación, enmarcada por atriles de neón, los acordes de sus instrumentos y la pirámide del Kukulcán, para un concierto que consolida a Yucatán como sede de grandes acontecimientos de carácter internacional.
Y así como los presentes se entregaron en su momento a Luciano Pavarotti y años después a Plácido Domingo y a la internacional Sarah Brightman, este día quienes asistieron dieron rienda suelta a la alegría desplegada por las notas musicales del intérprete.
Así, con naturalidad y conocimiento de que hay canciones para reír, pero también para bailar y hasta llorar, Elton John incluyó en su repertorio canciones como: Saturday, Goodbye Yellow Brick Road, Daniel,Rocket Man, Sorry y Sacrifice, que sacudieron a los presentes en una noche de emociones y remembranza.
Mención especial merece la interpretación de Candle in the wind, éxito de 1973 que en su versión original fuera dedicada a Marilyn Monroe y cuyo relanzamiento en el 2007 se erigiera como un himno a la princesa Diana.
Ataviado con sus tradicionales gafas de sol, camisa verde fosforescente y saco de pingüino con pedrería, la estrella inglesa apostó por una rejuvenecida puesta en escena, enriquecida con luces multicolor, que dio paso a dos horas de pop y canciones que le han hecho famoso en sus más de 40 años de carrera.
Acompañado de su inseparable piano, en esta ocasión de color negro y tras saludar a los presentes sonrisa en labios, John dio paso a su recital con los primeros acordes de Funeral For a Friend, cuando las manecillas marcaban alrededor de las 21:30 horas.
Lleno de energía e impulsado por el vuelo de pañuelos blancos de los asistentes a manera de tributo, el cantante encabezó una jovial y encendida presentación, enmarcada por atriles de neón, los acordes de sus instrumentos y la pirámide del Kukulcán, para un concierto que consolida a Yucatán como sede de grandes acontecimientos de carácter internacional.
Y así como los presentes se entregaron en su momento a Luciano Pavarotti y años después a Plácido Domingo y a la internacional Sarah Brightman, este día quienes asistieron dieron rienda suelta a la alegría desplegada por las notas musicales del intérprete.
Así, con naturalidad y conocimiento de que hay canciones para reír, pero también para bailar y hasta llorar, Elton John incluyó en su repertorio canciones como: Saturday, Goodbye Yellow Brick Road, Daniel,Rocket Man, Sorry y Sacrifice, que sacudieron a los presentes en una noche de emociones y remembranza.
Mención especial merece la interpretación de Candle in the wind, éxito de 1973 que en su versión original fuera dedicada a Marilyn Monroe y cuyo relanzamiento en el 2007 se erigiera como un himno a la princesa Diana.
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