La senadora Rosa Adriana Díaz Lizama propuso ante el pleno de la Cámara Alta blindar al Instituto Nacional de las Mujeres contra viejas prácticas políticas, de modo que su titular sea designado por su capacidad y no por ser parte de un grupo político.
Debemos dar marcha atrás a lo que ha prevalecido en nuestro país: un modelo de administración pública con una burocracia de tipo clientelar, que ha sido un freno para la competitividad, llenándonos de complicados trámites, gente no adecuada en el cargo no adecuado, generando un hartazgo de la sociedad por los abusos de poder y la ineficiencia de la burocracia.
Al final, las viejas prácticas políticas se conviertan en problemas burocráticos para la administración pública.
La iniciativa presetada hoy propone adicionar fracciones a los artículos 17 y 18 de la Ley del Instituto Nacional de las Mujeres para que su presidenta se eliga de una terna donde se privilegie la capacidad profesional, los principios y los valores de la persona como ejes rectores del servicio público.
Actualmente, es el Ejecutivo federal quien aporta, bajo sus propios criterios, la terna de candidatas a presidir el Instituto, de modo que cada ocasión en que se designa o se ratifica a la titular de ese organismo se abre una polémica al respecto.
Con estos cambios queremos que el Ejecutivo tenga la oportunidad de elegir con un proceso inclusivo, abierto y transparente, pero sobre todo que logre incluir a las mejores candidatas a ocupar tan importante espacio en la administración federal.
Buscamos romper el círculo vicioso que muchas ocasiones se presenta en la administración pública, que se basa en la colocación de personal en torno a un poderoso “patrón” que reparte los cargos, haciendo de estas viejas prácticas políticas problemas burocráticos.
Debemos dar paso a la profesionalización, debemos buscar que las decisiones que se tomen estén respaldadas en experiencia, conocimientos, sensibilidad y sobre todo principios y lealtad con el servicio público.
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