Al transcurrir un año de labores, el diputado Francisco Torres Rivas ha cumplido su función como gestor de la comunidad y su compromiso de apoyar a la población en situación más vulnerable.
El priista ha dedicado tiempo a solucionar las necesidades más apremiantes de la gente del Primer Distrito Electoral que representa, en tanto que la elaboración de iniciativas legislativas será apuntalada en este segundo año que inicia.
Casi 2,500 peticiones y gestiones de ayuda ha atendido el diputado del PRI y resuelto casi 1,500 de ellas. Una de las más frecuentes es por sillas de ruedas, un implemento que cambia la vida de aquellas personas que se encuentran impedidas para caminar por sus propios medios.
Ayer entregó un aparato al niño Juan Francisco Manzano Aguilar y otro al señor Victoriano Bacab Canché, quienes afrontan graves enfermedades, con lo cual “Panchito” Torres ya canalizó más de 200 sillas de ruedas a igual número de familias de Mérida.
Juan Francisco sufre una enfermedad denominada en inglés “legg-calve-perthes”, que produce muerte ósea en la cadera y la pérdida de cartílago, con el consecuente desgaste acelerado en la coyuntura de los huesos.
El segundo ha sufrido la amputación de un pie y parte del otro como consecuencia de la diabetes que padece desde hace algunos años y que en forma acelerada le produce la pérdida de miembros.
Al visitar al pequeño de 9 años en su domicilio de la colonia Chuminópolis, éste le manifestó a “Panchito” su cariño y agradecimiento con dos dibujos que obsequió al legislador.
Torres Rivas fue enterado por su mamá cómo esta enfermedad, que le fue detectada al niño de manera fortuita en diciembre de 2011, afecta una de sus piernas y lo obliga a usar un aparato de hierro que pesa cinco kilos.
Por ello solicitó el apoyo al priista, ya que es demasiado peso para que su hijo lo cargue todo el día con su pequeña extremidad, además que tienen que desplazarse a sus terapias en el CRIT Teletón y consultar en el IMSS.
Comentó que es un mal que no tiene cura y afecta principalmente a niños varones, apareciendo en forma sorpresiva entre los 4 y 10 años de edad.
La señora agradeció la silla de ruedas y la presencia de Torres Rivas, ya que su esposo es chofer y ella vende perros y hamburguesas para ayudar, de modo que no cuentan con los medios para comprarla.
Francisco Torres afirmó que su labor “no es ningún favor que le hacemos a la ciudadanía, sino una obligación que tenemos todas las personas desde el momento en que decidimos ser servidores públicos y dedicarnos a la labor política”.
Añadió que a las sillas de ruedas se suman las gestiones realizadas para entregar aparatos ortopédicos, prótesis, bastones y “burritos”, con el apoyo de “los amigos de Panchito”.
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